Reflexión



Por: Daniel García




Dice el viejo y conocido refrán: “No hay mal que dure 100 años, ni cuerpo que lo resista”. Y es lo que hoy debe pensar el hincha del Deportes Tolima ante los malos resultados que vienen teniendo los ‘Pijaos’. Algo que sin duda es preocupante, pero que suele sucederle a todos los equipos.

Alberto Gamero tiene muy mal acostumbrados a los hinchas, ya que desde su regreso en hace dos años, el 'Vinotinto y oro' no se ha quedado por fuera de los ocho clasificados. Y es que el antecedente para los de Ibagué es muy positivo: En  2017-2 llegando semifinal, 2018-1 finalista y campeón. 2018-2 otra vez semifinalista y 2019-1 segundo del grupo en cuadrangulares.

Con base a estos éxitos, se demuestra que el ‘Vinotinto y oro’, viene teniendo dos años de ensueño, pero que muchos no recuerdan y están mal enseñados. Lo cual no es que sea malo, pero hay que ser conscientes que llegaron jugadores a suplir grandes ausencias, pero aún no han logrado engranar en el juego y esquema de Alberto Gamero, que con poco hace mucho.  

Aquí hay una realidad y es que la hinchada del Deportes Tolima es pésima. Acompaña al equipo en instancias definitivas y en los momentos complicados no se aparecen pero si acaban a jugadores y cuerpo técnico en redes. Aunque, también hay que ser conscientes y el mercadeo que tiene el club junto con la logística, hace que el hincha no acompañe. 

A nadie le gusta ver a su equipo en los últimos puestos. Es apenas normal. Pero hay que ver que los jugadores que llegaron como contrataciones este semestre no han cumplido. El fichaje estelar para este semestre es Juan Pablo Nieto, un nombre que desde que sonó, ilusionó; por sus antecedentes en Atlético Nacional y Once Caldas, pero hasta el momento su participación es nefasta.

Anderson Plata, empezó a ser importante destacándose con goles en sus primeros juegos, pero que va de capa caída por su nivel y nula capacidad de resolver las jugadas. Los venezolanos, Bernaldo Manzano y David Centeno, no han sido relevantes. Guido Vadalá no hay tenido continuidad pero no ha sido rimbombante en lo poco que ha actuado. El mejor de los recién llegados es José David Moya, el central que da seguridad en el cuarteto defensivo.

Por lo tanto, hay que ser realistas y el club no ha podido suplir las grandes ausencias de Rafael Carrascal, Luis Daniel González y Marco Pérez, jugadores vitales en el último año para el gran juego a nivel colectivo. El técnico ha intentado con variantes en su esquema, pero los jugadores no han respondido y se carece de generación de juego, algo que preocupa.

El juego ante Atlético Nacional generó la tercera derrota al hilo del Tolima, en Liga Águila ante Equidad (0-1) como local; además de la derrota en Copa Águila en la ida de los cuartos de final frente al Deportivo Cali (2-1). Fue una semana desastrosa en materia de resultados, pero que el juego no refleja y no se merecía perder, sin embargo los errores defensivos están siendo determinantes.  

El onceno 'Musical' plantea bien los encuentros en condición de visitante, lo demostró en Cali y Medellín, donde el 4-3-2-1 es el esquema que complicó a los locales. Pero este depende de los chispazos de sus extremos Anderson Plata y Alex Castro quienes no han vuelto a ser determinantes. Aunque Castro, volvió a mostrar ese desequilibrio que lo caracteriza ante los ‘verdes’.

El tema del arbitraje no es nada nuevo, pues a los ‘Pijaos’ siempre los jueces le complican aún más los juegos con determinaciones que favorecen a los rivales. Es algo con lo que se ha acostumbrado el hincha y los mismos jugadores. Solo que en algunos partidos el nivel es inaudito, pero eso no justifica el mal momento del equipo. Ojalá mejore el tema y la terna arbitral de mayores garantías.

El margen de error en la Liga Águila cada vez está siendo más complicado para estar dentro de los ocho. Aquí se lamenta la pataleta de Gabriel Camargo con la inscripción de Rafael Carrascal, en la  que perdió tres puntos que seguramente lo tendrían dentro de los ocho. Esperemos que  estos puntos no sean los que hagan falta para lograr una posible clasificación, porque de ser así el culpable tendría nombre y apellido.

El salvavidas del año se llama la Copa Águila y se está a un partido de remontar y llegar a la segunda final en esta competición, la cual se logró en el 2014. Y tal vez no signifique mucho llegarla a ganar, pero lo que da es importante y seguramente al equipo le caería muy bien para el 2020 estar en la Copa Libertadores nuevamente.


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